Ya hace un tiempo que la pandemia es una excelente excusa para que el gobernador Capitanich se «blinde» ante posibles reclamos que en el medio de la campaña electoral pueden resultar indeseables, como el de la dirigente de Sitech Federación que semanas atrás lo abordó en pleno acto policial en Villa Angela y ante la mirada atónita de uniformados y ministra de Seguridad le cantó cuatro frescas sin ningún empacho por el «olvido» del pago de la cláusula gatillo 2020.
Desde ahí, la estrategia comunicacional pasó al uso directo de la tecnología y a maximizar los recursos de las agencias de informacion del Estado para tratar de mostrar al Gobernador lo más ejecutivo posible sin que se note que «la gente» y mucho menos «los militantes» ya brillaban por su ausencia… Y no por una cuestión de seguridad, sino por simple desencanto.Así, en sucesivos actos se lo vio inaugurando rutas como el acceso de Barranqueras o la ampliación de la zona del aeropuerto, en la más absoluta soledad, tan solo acompañado de Analía Rach y Ricardo Perez Pons, adosados a su lado como estampillas, o promocionando las bondades de la obra pública en su auto con una periodista televisiva.
¿Actos de campaña electoral en soledad? Solo en Chaco. Solo en Argentina. Solo Capitanich.
O, como en el caso de varios actos, entre ellos el realizado en Chaco For Ever donde no se veía ninguna foto del público asistente. Algo que se buscó corregir rápidamente, tal vez después de alguna llamadita de «el Jefe».
Pero, no siempre es fácil y menos ahora donde después de tanto olvidarse de los compañeros militantes en la recordada campaña ATR de 2019, el gobernador salió a buscar quien lo reciba en los pueblos, a veces infructuosamente. En varios lugares hubo que «llenar las sillas» con quien sea, periodistas, policías o incluso conocidos que ocasionalmente andaban por el lugar.
Es lo que nos informó una fuente de Santa Sylvina, asegurando que «en el acto nos hicieron sentar como público porque no había nadie; sólo eran 50 periodistas del Coqui», indicando además que fue la «policía [quien] me mandó». ¿Algunos «laburan de extras» en los actos? Según esta persona todo parece indicar que sí, pero lo peor es que no le pagan por ese trabajo.
Como los militantes dejaron a Capitanich «más solo que loco malo», vale todo. Aquel Frente que maniobraba siempre convocando multitudes le da paso en esta campaña a una versión casi intimista, mezcla de blindaje anti-reclamos y de intento de posicionar candidatos desconocidos.
Otra prueba es la táctica frecuente por estos últimos días de campaña de «mostrar la boleta», algo que usan mucho las listitas menores que utilizan este ardid para, al menos como manotazo de ahogado, dar a conocer a sus candidatos mostrando la imagen que el votante (si concurre a votar, algo que la apatía actual hace improbable) encontrará en el cuarto oscuro. Cosa poco menos impensable para Capitanich, acostumbrado a otros pases mágicos de marketing muy lejanos a los actuales.
¿Capitanich divorciado de los militantes? ¿Alejado de aquel político bien cercano a la realidad y más propenso a los spots melosos y dudosamente efectistas? ¿Pregonando las obras refaccionadas o «reinauguradas» al infinito como si fueran todas nuevas, realizado todo entre gallos y medianoche para evitar que alguna manifestación o piquete lo venga a complicar? ¿Y todo hecho en la máxima soledad? ¿Mostrando boletas como si fuera un virtual «equipo chico»?
Sea lo que sea, a Capitanich se le notan algunas grietas electorales entre él y sus seguidores. Y sólo el resultado electoral del próximo domingo demostrará si los planes B a los que está casi con desesperación recurriendo serán efectivos o terminarán en una derrota electoral en momentos donde la Legislatura no puede sesionar por falta de quorum, cuando el oficialismo tiene quorum propio y perder bancas es una promesa segura de más dificultades para gestionar las leyes que cómodamente se conseguían en otros tiempos.
fuente: INFO QOM