por Andrea Galarza – El mundo fue puesto a prueba en estos últimos meses y hay quienes supieron aprovechar para seguir posicionando a sus países como potencias y otros que prefirieron hacer caso a las viejas premisas maquiavélicas, buscando el poder, consiguiendolo y permaneciendo en él.
Argentina es de los últimos casos, tuvimos días en los que realmente sentimos que éramos gobernados por el Fernández correcto, nos devolvió un poquito de esperanzas y silenció a muchos que no lo votamos, haciéndose digno de nuestra confianza. Hasta que volvió la otra Fernández, y con ella los viejos hábitos a los que nos tuvo acostumbrados durante 12 años.
¿Pudimos hacer las cosas distintas? Claro que sí, ¿En qué democracia se ha visto que el Poder Legislativo y Judicial no son actividades esenciales? Nos silenciaron, nos gobiernan por DNU. Nos piden que nos quedemos en casa, mientras que liberan a delincuentes que lastimosamente reinciden, piden una reforma judicial para excarcelar amigos.
No sólo han corrompido el sistema de salud con inversiones infladas que no protegen ni a los pacientes ni a médicos o enfermeros, sino que también a la educación ¿De qué sirve entregar notebook si no aseguramos un plan de conectividad? ¿De qué sirve que les pidan a las fuerzas armadas y de seguridad que nos cuiden si durante años se encargaron de despotricar contra ellos?
Cada vez tenemos más personas que dependen del Estado, los están sometiendo a un sistema vicioso que sólo conduce a la comodidad, mientras el resto observa cómo, a través de impuestos mantienen esta cadena, nos están poniendo argentino contra argentino, no hacen más que agrandar la famosa grieta.
Vamos camino a una postpolítica, se vienen nuevos paradigmas, el ciudadano que observó estas cosas que estoy remarcando, entenderá la responsabilidad que pesa en sus manos. Nos tocaron el bolsillo, nuevamente, para financiar campañas Hitlerianas que no hacen más que mostrarnos que el mundo es color de rosa, cuando no lo es y todo aquel que diga lo contrario es un monstruo, paremos acá.
Aquellos ingenuos que creían que la política no los afectaba, se dieron cuenta cómo las decisiones del gobierno pueden cambiar sus vidas, el momento de involucrarse llegó. Exijamos una clase política dotada de virtudes que sirvan para hacer una sociedad mejor.
Sufrimos de una larga enfermedad que data de los años 90, la falta de escrúpulos y ética, abunda desde hace tiempo, quienes queremos transformar esta realidad debemos estar preparados. Los argentinos en general y los chaqueños en particular, se merecen salir adelante, improvisar ya no sirve.
Como joven profesional y militante radical, mi mayor deseo es que empecemos a proyectar la vida de todos, los que estamos y los que van a venir, no sólo son 4 años, Alfonsín nos dijo que la democracia era para todos los tiempos, ante todo debemos dejar claro que «…los hombres pasan y las ideas quedan…».
Si hacemos las cosas bien hoy, las futuras generaciones nos agradecerán.
Andrea Galarza
Licenciada en Ciencias Políticas y de Gobierno