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Detalles macabros de cómo quemaron el cuerpo de Cecilia y las búsquedas en internet

Jul 1, 2023

“Sí señora, parece que hay un cuerpo”, es el mensaje que Gustavo Obregón envió a Marcela Acuña el viernes 2 de junio alrededor de las 17.30 horas. Sus palabras surgen de un pedido de la dirigente social para que se acerque a Santa María de Oro 1.460, en Resistencia, y corrobore el hallazgo de un bulto que dijo haber visto en su domicilio y que -según sus propias palabras- le dieron “miedo”.

La terrible descripción de lo ocurrido en horas de la tarde, luego del crimen de Cecilia Strzyzowski en la casa de los Sena, surge de la declaración indagatoria que Obregón, ladero del matrimonio piquetero, realizó el 16 de junio y que se encuentra en la resolución con la que el Equipo Fiscal Especial (EFE) requirió las prisiones preventivas para todos los imputados en el hecho.

Obregón, imputado por encubrimiento agravado, relató que el vienes 2 de junio recibió un mensaje de su jefa Marcela Acuña, por lo que tuvo que acercarse a la casa del clan Sena a revisar habitaciones buscando un “bulto” que parecía ser un cuerpo. En una de ellas, alumbrando con la linterna de su celular, encontró el cuerpo de Cecilia: “Salí disparado hacia afuera”. La orden que recibió Obregón por parte de Acuña -contó él – fue que “no se entere de esto Emerenciano” y que aguarde la llegada de César Sena, algo que ocurrió minutos antes de las 19.

Antes de la llegada de César Sena al domicilio, Obregón llamó a su pareja Fabiana González para que se presente “urgente a la casa del jefe”. Lo hizo. Juntos, con la autorización de Marcela Acuña mediante una llamada telefónica, volvieron a ingresar a la habitación y vieron el cuerpo de Cecilia envuelto en unas frazadas. González se fue rápidamente al barrio Emerenciano para hablar en persona con su jefa.

“Ayudáme a sacar esto”

Cuando César volvió de una actividad del movimiento de sus padres en Colonia Elisa, a las 18:52, estaba acompañado de una trabajadora del barrio Emerenciano. Ordenó a Obregón que la lleve en su auto, quien cumplió la directiva e inmediatamente volvió a la casa de los Sena.

“Fui y vine como tiro. Estaba nervioso y no sabía qué hacer. Dejé mi auto en la calle. La camioneta de él ya estaba metida en el garaje de cola. Ahí Cesar Sena me dice: “Gusti, ayúdame a sacar esto, tenemos que ir al campo”, una propiedad que está ubicada en Tres Orquetas, según declaró Obregón. Y agregó: “Yo le contesto que no, porque estaba muy asustado y nervioso. Ahí César me dice: ´Bueno trae la basura que está atrás´.

En el relato, el fiel colaborador de los Sena contó que cargó bidones vacíos en su auto particular y que ayudó a Sena a colocar el bulto en la cajuela de la camioneta, algo que realizaron con “dificultad” ya que el cuerpo estaba “duro”.

Andá mirando el camino

“Andá mirando el camino, diciéndome si no hay moros en la costa”, fue la orden del joven de 19 años, al empleado de la familia durante la conversación telefónica que mantuvieron en gran parte del trayecto desde Santa María de Oro 1460 hasta la chanchería.

A las 20 llegaron al campo. “Teníamos un montón de leña apilada, frente de una virgencita, que debe estar aproximadamente a 150 metros aproximadamente de la casa, hacia el fondo”, dijo Obregón y manifestó que ya César había apilado todo lo que llevó y comenzó a quemarlo.

Se quedaron unos 40 minutos supervisando el fuego. “Marcela me llamaba constantemente y yo le termino contestando por mensaje que estábamos saliendo del campo. Las llamadas de ella me entraban como perdidas, porque hay poca señal ahí”, indicó Obregón y relató que finalmente se fueron. Describió que esa noche, en ese lugar, del “fuego que estaba al rojo vivo” salía un “olor feo”.

La coartada en medio del incendio

En una de sus ampliaciones indagatorias, Obregón manifestó que se quedó supervisando cerca del fuego “que no venga nadie” como se lo pidió el hijo de los dirigentes. Sobre ese momento, indicó: “Pude observar que César estaba manipulando dos celulares. Vi por la luz nomás, que él escribía en uno y después escribía en otro. Ahí no hay nada de luz, estaba todo oscuro, solamente se veía la luz del fuego y de los celulares”. Todo esto, hace presumir que, en medio del macabro descarte del cuerpo de Cecilia, su pareja y presunto femicida, estaba elaborando su coartada.

“Después de que César quemara eso, él me hablaba tranquilo, no le pregunte nada yo a él. Inclusive César me decía ´Gusti tenemos que jugar un pool´. Estaba tranquilo. Yo estaba asustado, tenía miedo, tenía respeto y todo junto, y por eso en el momento, no salí hablar ni nada. Era yo contra todo el mundo, porque todos en el barrio decían, que César era inocente”, agregó ante los fiscales el imputado.

Finalmente, el 6 de junio fue el último paso en el plan criminal. Ese día Sena y Obregón volvieron al campo y se dirigieron a la fogata.

“Llegamos al campo, aproximadamente a las 14:30, ingresamos”, contó y siguió: “César Sena me dice: ´pedile a Gustavo -Melgarejo- una pala ancha´. Con dicha herramienta -relató- juntaron las cenizas que se presumen corresponden al cuerpo de Cecilia.

“Cuando se cargaban las bolsas, en ningún momento vi huesos grandes, pero sí podía observar que había huesos chiquititos”, manifestó Obregón. Finalmente se dirigieron al Río Tragadero, cercano a la chanchería, y descartaron los restos de un fuego que estuvo activo, se presume, más de 48 horas.

“Muertes violentas” y “qué pasa con el alma”: las escalofriantes búsquedas en internet de César Sena tras el crimen de Cecilia

Los fiscales revelaron el historial del principal acusado los días posteriores al femicidio. El joven indagó sobre la mente de un criminal y el remordimiento. Qué buscó Cecilia

En su extenso pedido de prisión preventiva para los siete detenidos por el crimen de Cecilia Strzyzowski, el Equipo Fiscal Especial (EFE) encargado de investigar el femicidio no dudó en calificar una de las pruebas que lograron obtener como la “más cruda”. No son ni los restos óseos encontrados, ni los objetos de la joven que hallaron en los allanamientos o el presunto plan macabro del clan para matarla. Se trata del historial de búsquedas en Internet que César Sena, el principal acusado, hizo después del 2 junio, la fecha en la que presuntamente asesinaron a la joven.

Según se desprende del texto de los fiscales, lo que Sena hijo buscó es revelador y le sirvió como indicio a los fiscales para pedir la prisión preventiva de los imputados. “Así reaccionaron estos criminales al escuchar su sentencia”, fue una de las inquietantes búsquedas que realizó el joven de 19 años. Fue domingo 4 de junio a las 15:12. Más de siete horas después, el hijo de Emerenciano Sena y Marcela Acuña ahondó más en temas poco comunes y preguntó: “¿Puede un revólver usar silenciador?”.

Pasada la medianoche, ya el 5 de junio, Sena se introdujo en temas más escabrosos y fue directamente a interiorizarse sobre “muertes violentas” y la “mente de un asesino”. De acuerdo con lo que pudieron establecer los investigadores en base al Informe Técnico de la División Cibercrimen de la Policía de Cacho, el menor de los integrantes del clan, indagó sobre “qué pasa con el alma del ser querido que muere de forma violenta”. No fue lo único.

Al parecer, César quería saber qué tenía para decir Google sobre el remordimiento de un criminal y qué le pasaría a la víctima de un asesino. “Muertes violentas que pasa con el alma”, “almas de personas asesinadas”, “mente de un asesino”, “un asesino siente remordimiento”…, fueron las otras búsquedas del imputado.

El 1º de junio, un día antes de la desaparición de Cecilia, Sena hizo una búsqueda que le llamó la atención a los fiscales, ya que la incorporaron en el expediente. El 1 de junio, a las 18:43, escribió: “Cómo luxar un brazo/travesuras del felino y el bolillo”.

La inocencia de Cecilia

En contraposición, los expertos de la Policía chaqueña también revelaron las búsquedas de Cecilia antes de su desaparición. La joven de 28 años estaba convencida de que iba a viajar a Ushuaia, con una parada previa en Buenos Aires, y sus consultas en internet estaban inocentemente relacionadas con el tema. Nunca imaginó que -según la acusación- ese viaje era parte del plan para matarla.

Una de sus búsquedas fue hecha incluso el mismo 2 de junio, poco después de entrar a la casa de los Sena, en la calle Santa María de oro al 1460, en Resistencia. “Todo el chocolate que puedas comer en Caba”, indagó la víctima.

El día anterior, por la tarde, Cecilia había buscado información sobre temas importantes del viaje como el equipaje. Era la primera vez que viajaría en avión: “Franquicia de Equipaje-Aerolíneas Argentinas”, “qué puedo llevar en el equipaje de bodega”, “qué puedo llevar en el equipaje de mano”, consultó.

De acuerdo con el pedido de prisión preventiva, estos elementos son claros indicios para los fiscales de que “Cecilia estaba completamente convencida de que viajaría a Buenos Aires y a Tierra del Fuego, en virtud del engaño a la que fue sometida por parte de la familia Sena”. Hubo premeditación y un plan ejecutado.

La hipótesis principal que manejan los investigadores, tal como lo dejó expuesto el fiscal Jorge Cáceres Olivera, es que hubo una premeditación de sacar a Cecilia de su contexto familiar, con la promesa de un viaje con salida laboral y con radicación en la ciudad de Ushuaia, inclusive con una vivienda. En ese sentido, dijo que se trató de un supuestos viaje del que no existían pasajes, que no existía un trabajo fijado y que tampoco tenían un domicilio, tal como se lo prometieron.

“Cecilia era un obstáculo para los planes familiares futuros de los Sena. (…) Se casaron a escondidas, a los pocos días se divorciaron. Vivían en la casa de la abuela de Cecilia, porque no tenían ayuda de la familia de César para vivir en otro lugar. Nótese también que el trabajo prometido era dentro de la Administración Pública, teniendo en cuenta los contactos políticos de Emerenciano y su movimiento social”, indicaron los fiscales.

César Sena y sus padres fueron imputados como coautores por planear y ejecutar el homicidio; mientras que los cuatro asistentes del matrimonio de piqueteros, Gustavo Obregón, Fabiana González, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, fueron acusados por encubrir el asesinato.

Fuente: Infobae