El patrón de los peregrinos siempre aparece representado junto a su perro.
Hoy 16 de agosto es el Día de San Roque, patrón de los peregrinos, de los contagiados por epidemias, de los enfermeros y de los falsamente acusados.
En ese sentido, San Roque nació en Montpellier, Francia en 1295. En su peregrinaje hacia Roma, logró llegar hasta la ciudad de Acquapendente. Allí, quedó sobrecogido por los estragos de la peste.
Sin embargo, San Roque desconocía su poder taumatúrgico, poder que lo consiguió trazando el signo de la cruz sobre el cuerpo de un enfermo, el cual sanó y con tanta alegría contó a los demás apestados de la gran sala del hospital.
Tras esa novedad, San Roque tuvo que huir de la multitud que lo asediaba y se terminó refugiando en una cueva, producto a que se había contagiado.
Asimismo, hay versiones que destacan que todos los días el perro lamía las úlceras del cuerpo de San Roque, quien había contraído la peste tras oficiar como voluntario para la atención de otros enfermos en el hospital Acquapendente.
Existe un dicho popular que perdura y que vincula al santo con el mejor amigo del ser humano. «¡San Roque, San Roque! ¡Que este perro no me mire ni me toque!», reza el refrán, que se hizo masivo durante una epidemia de rabia, y se la pronunciaba para invocar la protección del santo.